El pasado 13 de diciembre de 2021 se presentó mi libro Ética para influencers en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universitat de València.
Tuve la gran fortuna de estar acompañado por el magistrado Joaquim Bosch, portavoz territorial de Juezas y Jueces para la Democracia.
Era la segunda presentación del libro en Valencia, y me alegró comprobar que la asistencia de público fue muy numerosa.
Abrió el acto Esperanza Soler, quien dio la bienvenida a las personas asistentes y recordó mi trayectoria académica, señalando también algunos detalles más personales.
A continuación yo expresé mi agradecimiento a todas las personas asistentes y, en especial, al magistrado Joaquim Bosch, quien ha sabido conectar con el gran público transmitiendo sus conocimientos profesionales.
Él situó mi libro dentro de la llamada “Revolución Digital”, uno de cuyos elementos son los comportamientos que pueden viralizarse.
Señaló que los espacios virtuales permiten actualmente más participación de la ciudadanía y, con ello, que cualquier persona con un poco de habilidad y capacidad de comunicación pueda convertirse en influencer.
Pero mostró también algunos riesgos de este fenómeno, como el selficentrismo y la superficialidad. Y temas concretos para el debate: ¿Es correcto que un influencer traslade su residencia a otro país para pagar menos impuestos? ¿Qué hacer ante la propagación de los bulos? ¿Cómo valorar el que se apueste por la belleza en lugar de la salud?
Tanto Bosch como yo coincidimos en que es preocupante que se equipare tener muchos seguidores con ser bueno, porque eso no es necesariamente así.
Él agradeció que el libro incluyera un apartado en el que se habla de la ética para seguidores.
Por esas fechas, Bosch se encontraba terminando un libro sobre la corrupción en España que verá pronto la luz. Y una de las cosas que había descubierto en su investigación es que los países con menos corrupción han internalizado la ética, reforzando, por ejemplo, las conductas ejemplares.
Es importante reforzar las conductas que pueden ser un buen modelo a seguir. Mi libro Ética para influencers es precisamente mi contribución personal para que pensemos sobre aquello en lo que podrían consistir esos buenos modelos.
