Hiparquía nació en Maronea de Tracia, en torno al año 346 a.C. y murió en torno al año 300 a.C. Le encantaba asistir a las reuniones de la escuela de filosofía cínica, y se enfrentó a quienes la acusaban de descuidar las tareas de la casa, diciéndoles que miraba más por ella si dedicaba su tiempo a las ciencias.
Como la filosofía cínica propone un estilo de vida muy natural, que solía compararse con la de los perros, acabó renunciando a sus propiedades, y a las comodidades, para llevar una vida desprendida junto a su marido, Crates de Tebas, también cínico.
No tenía ninguna vergüenza de tener relaciones sexuales con su marido en público, ya que no se sometía a las convenciones sociales. Pero sí consideraba relevante ocuparse de su formación moral y de actuar adecuadamente con los demás.
Se ha conservado un epigrama de Antípatro, dedicado a Hiparquía, titulado “A las mujeres”, que dice lo siguiente:
“Yo, Hiparquía, no seguí las costumbres del sexo femenino, sino que con corazón varonil seguí a los fuertes perros. No me gustó el manto sujeto con la fíbula, ni el pie calzado y mi cinta se olvidó del perfume. Voy descalza, con un bastón, un vestido me cubre los miembros y tengo la dura tierra en vez de un lecho. Soy dueña de mi vida para saber tanto y más que las ménades para cazar”.
El mensaje de Hiparquía para ti es el siguiente:
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Juan Carlos Siurana
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